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jueves, 25 de noviembre de 2010





Que feo es sentirse que ya no servis para nada en el mundo, que ya nadie te quiere y no tenes a quien querer
que feo es sentir que muy cerca hay un mundo  mejor y no tener fuerzas para llegar a él. Que feo, que feo que es perder a una amiga del alma por una inmadurez del momento y luego sentirse arrepentida y ya no tener perdon, que feo es que no te den otra oportunidad cuando vos diste 3452 oportunidades que feo es sentirse desfraudada por los  que pensabas que eran tus amigos, que feo es sentirse indesisa por que camino tomar que feo es tener que tomar desiciones que te marquen en la vida y puedas cometer el peor error de tu vida, sin que nadie te pueda ayudar que feo que es poder tener a alguien para contarle lo que te pasa y no tener la valentia de contarselo por MIEDO, miedo a que te reten, rechasen o se rian de vos.Que feo es saber que esa persona que traisionaste en algun momento te quiso un monton y por un acto de un segundo te odia mas de todo lo qe te quiso que feo es que por una pelotudes de un dia se arruine un año de amistad que feo es sentir este vacio en el corazon. Esta mescla de sentimientos de miedo, emociones, tristesas, celos, envidia, resentimiento, y no poder decir nada todo por MIEDO y por falta de confiansa que feo es estar desencajada en el mundo.
Camino por las calles de Delicias, con la cabeza gacha y las manos ocultas en lo profundo de mis bolsillos. El cielo gris y oscuro por las densas nubes de tormenta que quitan vida y nos aplastan con una pesada sensación de desgana. Algo me impide continuar, siento unos grilletes sujetos a mis tobillos, limitan mi avance, me sujetan, me hacen caer. Intento con rabia deshacerme de ellos, romper su presa pero solo consigo descubrir con horror que también mis muñecas están sujetas.Miro alrededor buscando ayuda, la gente pasa a mi lado sin reparar en mi y en mis cadenas, sin darse cuenta de que algo me aprisiona y me impide avanzar, me retiene. Tiro con fuerza, lucho por romper esas frías cadenas, esas que me están matando. Grito desesperada pidiendo auxilio mientras el pánico invade poco a poco cada fibra de mi ser, me agito, me muevo, apenas soy consciente de las heridas que mi resistencia esta provocando en mi cuerpo, ahora mismo un solo pensamiento ocupa mi mente.Caigo agotada, de rodillas y sucia, intento tapar mi rostro mientras lloro amargamente, siento el contacto del metal en mi piel, me envaró, por un momento creó que las fuerzas han regresado y que puedo seguir luchando, pero me fallan; vuelvo al suelo, lo golpeó sin fuerza, viendo sin ver y me veo vacía. ¿Qué sentido tiene esta lucha? Las cadenas no se van a romper; me desmorono, siento que la desesperanza empieza hacerse un lugar en mi corazón. Lloró. Comienza a llover, me mojo, miro al cielo mientras lloró. Debo sobreponerme, debo luchar aunque las cadenas jamás se rompan, nunca he de perder la esperanza porque seria como renunciar a la vida, renunciar a la libertad, a mi misma. Algo en mi se rebela, con esfuerzo me pongo de nuevo en pie, aprieto los puños, cierro los ojos también grito: ¡¡Jamás me rindo!!Abro los ojos, no tengo cadenas, sigue lloviendo y la gente me observa con desconfianza por estar parada bajo la lluvia. Una mujer me ofrece su paraguas, se lo agradezco pero lo rechazo, la lluvia ha de calmar las heridas de mi cuerpo y el rojo de mis muñecas. Porque no las veo, pero se que las cadenas siguen ahí, al acecho.
Caida no es derrota.

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